jueves, 13 de noviembre de 2008

RECREO


Acabo de presenciar una conversación que me ha sorprendido. Y pensando en ella, estoy con la sonrisa puesta. Así que aunque sea una chorrada más de las mías, la voy a contar, que para eso estoy en mi espacio y puedo poner lo que me apetezca.

Ha sido cuando venía de comprar (una vez más, la compra, esa fascinante obligación cotidiana). Es la hora del recreo en el instituto, y a partir de 3º de ESO, los chicos pueden salir del centro durante ese rato (aunque sea como Alejandro, el hijo de mi amiga Julia, para subir a casa a almorzar).

Una pareja de chicas, de unos 14 años, perfectamente avitualladas con el uniforme adolescente: pelo largo, flequillo ladeado tapando toda la frente, pantalones de pitillo, zapatillas de lona, pañuelos "palestinos" pendientes de bolita... (van casi todas iguales, más o menos, como hacíamos las demás cuando teníamos su edad, qué risa, qué poco cambian las cosas) que se dirigían a un chico de raza negra, con el pelo lleno de trencitas, uniforme de trabajo, de unos 25 a 30 años.

La pregunta de las chicas me ha hecho sonreír, pues me ha traído a la memoria situaciones parecidas.

- ¿Llevas un cigarro? (¿cuántas veces no lo habré dicho yo? esto es lo que me hace tanta gracia, las mismas preguntas, las mismas posturas ante la vida, la misma arrogancia... Me fascina ver lo mismo, esa pretendida originalidad y exclusividad en el comportamiento, que realmente es y era tan corriente que después de 30 años se sigue repitiendo, igual que seguramente se producía hace 50 años... es entrañable).

Y la respuesta del chico me ha sorprendido tanto, que también me ha alegrado la mañana. Con una gran sonrisa en la boca, y en un castellano un tanto forzado, les ha contestado:

- Disculpe, pero no se me puede permitir dar tabaco a menores.

Alucinante. No sé si el chico fumaba o no, pero podía haberles dicho simplemente "no" o "no fumo" o "no llevo tabaco", fuese verdad o mentira ¡qué mas da! Y en lugar de eso, muy educadamente, les ha explicado, como ha podido, que está prohibido y que no va a contravenir la ley. Fascinante. Me encanta sorprenderme con las cosas de la calle. Y me alegra ver el comportamiento de la gente, y estoy contenta. Y lo tenía que escribir.

2 comentarios:

Las Cosquillas del Lobo dijo...

El tabaco, primero creemos que nos hace crecer, y luego que nos hace morir. Parece que nos adelanta un paso.

descalza dijo...

Acertada reflexión; me gusta.